Yecla, 19 Septiembre 1974

 

 

Estoy en mi estudio, hace unos minutos acaba de visitarme un entrañable amigo, Martín Azorín Cantó; nuestra amistad nació hace ya muchos años, cuando a ambos comenzó a picarnos el gusanillo de  la curiosidad histórica y nos preguntábamos el por que de muchas cosas o el como sucedió de otras. Muchas horas de andar caminos hacia los Torrejones, hacia el Cerro de la Campana, hacia Tabarrillas o Marisparza, nos han permitido disfrutar de la conversación, adentrándonos en los más variados temas.

Mi amigo Azorín es un enamorado de la Historia, la Arqueología le apasiona y siempre que puede disponer de unas horas libres después de las clases, de las entrevistas o entre los estudios, salimos a pasear con rumbo a cualquiera de las estaciones arqueológicas próximas.

Infinidad de surcos pateados, escudriñados, rebuscados con la esperanza siempre del posible hallazgo, de ese trozo de vasija que una con el anterior, de esa gruesa moneda con el perfil de un emperador romano, o de esa lasca de sílex trabajado en forma de punta de flecha.

El Cerro del Arabí es prodigo en fósiles de moluscos y erizos de mar (señal ineludible de que hace 125 millones de años estas tierras estaban sumergidas en un mar que los científicos han bautizado después con el nombre de Thetis), en sierrecillas de sílex, en pinturas rupestres, en paisajes admirables…

El Cerro de los Santos, tan querido nuestro, me ha causado siempre una sensación de misterio, de soledad, de zona inhóspita, quizás por su estado actual de cerros pelados, secos, silenciosos; no sé si quien no conozca su historia pasada, sentirá ese algo especial que yo siento cuando rebusco por sus laderas y pienso en el antiguo esplendor de esa colina con un templo de piedra,  con gentes peregrinas trayendo exvotos y esculpiendo estatuas.

Pero…, perdón, quizás me he excedido un poco en divagaciones, pues lo que iba a decir es que el motivo de la visita de mi dilecto amigo Martín, era para que escribiese un articulo sobre Montañismo en Yecla, y ya que me he puesto diré someramente lo que recuerdo.

 

En el año 1960 se crea en España la Organización Juvenil Española, dentro del seno de esta Organización, los jóvenes de toda España pueden realizar cualquiera de sus aficiones, ya sea de ámbito social, cultural, deportivo, religioso, etc. Prácticamente desde ese momento se crea en Yecla un Grupo que tiene por finalidad la practica del Aire Libre, es decir, los componentes de dicho grupo, se dedican en sus días libres o vacaciones, a salir al campo a hacer excursiones a la montaña, a hacer marchas, acampadas en tiendas de lona, a explorar cuevas y simas (que esto es la sepeleología), a escalar paredones de roca y montañas (que es a lo que se llama alpinismo), a aprender técnicas de orientación, de seguir rastros, etc., etc.

 

En sus comienzos, lógicamente, el grupo de montañismo desarrollaba su actividad en los montes, por todos conocidos, de nuestro termino municipal como son:  la Sierra de Salinas, el Serral, el Cuchillo, el Arabí (magnifico), los Picarios, el Carche, etc. Tras varios años de aprendizaje en estas escuelas naturales a campo abierto, donde el techo del aula se encontraba en lo alto del firmamento y las ventanas eran los huecos entre los árboles, aprendimos las técnicas  de la supervivencia, de la orientación, de la escalada, de cómo salir airosos en ese medio extraordinario que es la montaña,  en invierno con frío y nieve  o en verano con calor y sin agua.

 

Nuestras primeras salidas fueron a Sierra Espuña, a las Sierras de Cehegin, después vino Gredos y la alta montaña, los Picos de Urbión, Sierra Nevada, largas travesías en invierno durmiendo sobre la nieve y escalando los picos más altos de la Península y de Europa en años sucesivos.

 

El Grupo de Montañismo de Yecla ha realizado una importantísima labor a lo largo de su historia como tal;  a parte de las actividades y salidas ordinarias, a organizado y llevado a cabo tres Cursillos o Expediciones invernales  en Sierra Nevada, conquistando el Mulhacén, Veleta, Alcazaba, etc., dos travesías invernales en la Sierra de Gredos escalando el Torreón de los Galayos, los tres Hermanitos, el Almanzor, etc… Tres expediciones a Pirineos escalando el Aneto, Maladeta, Monte Perdido, etc. una expedición invernal a la Sagra, otra invernal a Picos de Europa, una escalada en septiembre  del 73 al Naranjo de Bulnes y dos expediciones a los Alpes conquistando la cumbre del Mont Blanc.

 

Y estas son hasta hoy, las actividades más notables llevadas a cabo por el Grupo de Montaña de Yecla.

 

 

Yecla, 19 de Septiembre de 1974

 

Diego Vicente Carpena.

 

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